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Los ritmos acelerados de la vida moderna han hecho que la relación con la comida pase a un segundo plano, incluso, es normal saltarse una o varias comidas durante el día, sin que seas consciente de ello, hasta que tu cuerpo te pide la energía proveniente de los alimentos y, entonces, se cree que cualquier momento es bueno para comer y cualquier comida que te sacie resulta suficiente.
Comer a deshoras puede permitirte seguir llevando un ritmo de vida acelerado, pero, ¿qué causa en tu organismo y cómo podría tu salud verse afectada por causa de esta práctica? En este artículo resolveremos esa y otras cuestiones al respecto.
El diccionario define la palabra deshora como el “tiempo inoportuno o no conveniente” para realizar una actividad específica. En relación con la comida, este término hace referencia a no tener, seguir o respetar un horario establecido para la ingesta de los alimentos.
Los ritmos naturales de la vida se ajustan a un proceso llamado ritmos circadianos, estos están determinados por los ciclos de luz y oscuridad a los que el cuerpo humano, y en general todos los seres vivos, responde consecuentemente.
Gracias a estos ritmos, los seres humanos duermen en la noche y están activos en el día. Es precisamente durante el periodo de actividad cuando el cuerpo reclama el mayor porcentaje energía, cuya fuente más importante es, sin duda, la alimentación. De la cantidad de energía en tu cuerpo depende tu capacidad de ser productivo.
Para acumular la energía necesaria para funcionar, tu cuerpo requiere, al menos, tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y cena. Proveerlo de ese combustible todos los días a la misma hora permitirá que tu sistema cree una rutina y que se ajuste a ella, de esa manera podrá aprovechar mejor sus reservas y distribuirlas apropiadamente para no sentir hambre durante los períodos de ayuno.
Tener un horario de alimentación, por consiguiente, ayuda a mejorar tu metabolismo y a regular tu peso. De un buen metabolismo, por su parte, depende el éxito de los siguientes procesos:
• La circulación.
• La respiración.
• La digestión.
• La regulación de la temperatura.
• La eliminación de desperdicios.
• El funcionamiento de los músculos.
• La salud del cerebro y los procesos neuronales.
• El funcionamiento de los nervios.
Saltarse las comidas u obligar a tu cuerpo a permanecer mucho tiempo sin su fuente primaria de energía, o sin un plan claro, podría causarte afecciones de salud que pueden pasar de leves a graves.
Problemas como la gastritis, alteraciones digestivas, el cansancio frecuente, descompensación o alteraciones en los niveles de azúcar en la sangre, el sobrepeso, la obesidad y otras afecciones de salud están relacionadas con la alimentación y, específicamente, con comer a horas no adecuadas.
La evidencia médica apunta a que ingerir alimentos a horas no adecuadas, por ejemplo, muy tarde en la noche, además de alterar el período de descanso profundo, trae como consecuencia un mayor consumo calórico que se desperdicia, pues el cuerpo no lo necesita durante la etapa de sueño; este puede llegar a acumularse y eventualmente se convierte en azúcares y en tejido graso.
La predisposición a trastornos como hipertensión, enfermedad coronaria, colesterol y diabetes tipo 2, podría también ser consecuencia de una alimentación desordenada y a deshoras.
Esta es una alteración en la presión de la sangre que si no se atiende con prontitud puede generar problemas mayores como: angina de pecho, infarto al miocardio, insuficiencia cardiaca, accidentes cardiovasculares, daños en los riñones e incluso muerte súbita por irregularidades en el ritmo cardiaco.
Esta es una de las afecciones cardiacas más comunes y una causa frecuente de muerte. Se da cuando las arterias que llevan la sangre al corazón se vuelven duras y estrechas como consecuencia de colesterol acumulado en la parte interna de sus paredes. Por causa de la EAC fluye menos sangre y el corazón deja de recibir el oxígeno y la sangre que precisa para mantenerte con vida.
Ocurre cuando tu cuerpo es incapaz de usar la insulina, hormona que produce el páncreas para que el azúcar disuelto en la sangre llegue a las células y pueda ser usado como energía. El resultado es la acumulación de azúcar en la sangre, lo cual genera otros trastornos de salud.
El colesterol es una sustancia presente en las células del cuerpo: una proporción de colesterol es necesaria para la producción de hormonas, para procesar la vitamina D y otras sustancias que participan en la diabetes. El cuerpo produce colesterol naturalmente y, además, se ingiere a través de ciertos alimentos. El colesterol es un problema cuando reacciona con otras sustancias para formar una placa que se adhiere a las paredes internas de las venas y las arterias, obstruyendo el flujo sanguíneo.
La gastritis corresponde a un grupo de afecciones que generan la inflamación de la capa que reviste el estómago. Cuando se descubre y se trata a tiempo, la gastritis no implica un riesgo para la salud, sin embargo, cuando no se reciben los cuidados apropiados, esta podría devenir en enfermedades más graves como úlceras o, incluso, cáncer de estómago.
Este par de trastornos se refieren a la acumulación exagerada y anormal de grasa en el cuerpo: reducen la calidad de vida y están relacionados con otras enfermedades que pueden llegar a ser graves y que podrían causar una muerte temprana. Debidos a los malos hábitos alimenticios, en los últimos años la prevalencia del sobrepeso y la obesidad casi se han triplicado a nivel mundial.
Los alimentos que consumes, la frecuencia con la que comes y las horas a las que lo haces son determinantes para mantener fortalecida tu salud. Es importante que conozcas tu cuerpo y tus rutinas para que te generes hábitos que beneficien tu calidad de vida. Consulta con tu proveedor de salud estrategias o soluciones que pueda ayudarte a regular y mejorar tus hábitos alimenticios.
Disclaimer
La información contenida en este blog es revisada por médicos especialistas con la finalidad de brindar un
soporte únicamente informativo. Te aconsejamos consultar con tu médico profesional de confianza en caso de
presentar cualquier síntoma o querer iniciar o suspender algún tratamiento acorde a las condiciones médicas. Los
tópicos contemplados en este contenido no se destinan a tratamientos o diagnósticos. Recomendamos nunca
automedicarse y no nos hacemos responsables por la manera en como utilice esta información.
Los especialistas de la salud y la nutrición recomiendan consumir, por lo menos, tres comidas al día. A menos que estés llevando un plan de alimentación en el que estén concebidos largos periodos de ayuno, no es recomendable evadir ninguna comida.
La hora de la cena y los horarios en los que decidas alimentarte, en general, dependen de tus hábitos y tu rutina. No obstante, es aconsejable que consumas la cena unas dos a tres horas antes de irte a la cama para que le des a tu cuerpo tiempo de procesar los alimentos. De la misma manera, se recomienda ingerir alimentos livianos.
Lo más importante a la hora de determinar la cantidad de comidas que vas a ingerir durante el día es conocer tu rutina y el gasto energético que ellas conllevan. Busca la asesoría de un especialista para consolidar tu plan de alimentación.